Destrucción de las puertas de hierro: ¿Por qué es importante abrir los archivos de la Unión Soviética?
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Hace nueve años consulté los archivos nacionales de Seguridad de Tbilisi, Georgia con la esperanza de encontrar información sobre lo que le había ocurrido a mi bisabuelo Teofile Ninua. Padre de cinco, a Teofile lo levantaron una noche fría de invierno de 1938 de su casa en el Este de Georgia. Así, fue uno de los millones de personas que desaparecieron en la Unión Soviética durante la purga de Stalin entre 1937 y 1938.
Durante décadas, muchísimas familias han intentado encontrar respuestas acerca de los miembros de su familia que desaparecieron sin dejar rastro. La verdad le fue negada a mi bisabuela y sus hijos, quienes crecieron, criaron a sus propias familias y murieron sin saber qué le había pasado a su padre.
Los archivos de los casos de las personas perseguidas durante la época Soviética constituían parte de los archivos clasificados y permanecieron ocultos en almacenes con puertas de hierro. Cada república Soviética tenía su propia rama del comité de seguridad del estado soviético (KGB) con sede en Moscú, conocida por la brutal persecución que hizo a los disidentes. Los individuos que arrestaban muchas veces eran ejecutados o recibían largas condenas en gulags en Siberia, en donde muchos de ellos morían.
A diferencia de la antigua República Democrática de Alemania donde los archivos de la Stasi se abrieron poco tiempo después de la caída del muro de Berlín, los archivos de la KGB ubicados en los países de la antigua Unión Soviética permanecieron inaccesibles durante años después de la caída del comunismo. Para llevar a cabo la desclasificación de los archivos, eran necesarios largos procesos burocráticos diseñados deliberadamente para restringir el acceso a ellos. En Rusia se abrieron muchos archivos a principios de los años noventa pero el acceso se restringió pocos años después, dejando a ciertos archivos clave cerrados o sujetos a “reclasificación”.
Como resultado de demandas públicas, los archivos de seguridad se empezaron a abrir ampliamente en Georgia a principios de los 2000, lo que permitió a muchos familiares, como yo, buscar información acerca de sus parientes que habían desaparecido. Aun así, entrar a los archivos de seguridad del Ministerio de Asuntos Internos fue una experiencia escalofriante y un tanto desagradable. El tener que llenar la solicitud en presencia del funcionario te hacía sentir casi culpable, como si estuviera intentando acceder a información prohibida.
Al resaltar los efectos positivos de la transparencia, Open Government Partnership (OGP) ha dado un nuevo ímpetu a hacer que los archivos históricos sean más accesibles al público. En su plan de acción de 2014 y 2015, el gobierno de Georgia se comprometió a digitalizar los archivos del periodo Soviético y crear catálogos electrónicos, permitiendo hacer búsquedas en línea de los nombres de las personas perseguidas. Todavía hay mucho por hacer. Sin embargo, ahora las personas pueden llenar la solicitud en línea sin tener que acudir al edificio en persona y recibir copias duras y blandas de los archivos personales o de parientes.
Como resultado de las manifestaciones Euromaidan de Ucrania, diálogos entre la sociedad y el gobierno han llevado a la decisión de abrir archivos previamente ocultos. El parlamento de Ucrania aprobó una ley de acceso a los archivos de los organismos represivos del régimen comunista totalitario de 1917 a 1991, transfiriendo archivos históricos a un archivo especial manejado por el Instituto Ucraniano de Remembranza. El acceso público a estos archivos permitirá a muchos Ucranianos saber qué les ocurrió a sus parientes, como yo. Estos archivos muy seguramente revelarán información sobre arrestos secretos, “desapariciones” y otros detalles intrincados de las acciones de la KGB en Ucrania durante una década.
¿Por qué es tan importante abrir los archivos?
La política de los gobiernos acerca de los archivos históricos es un buen indicador de su compromiso con la transparencia. En las sociedades post-totalitarias, el acceso a los archivos que en algún momento fueron clasificados tiene particular importancia para el prospecto del desarrollo futuro de la democracia. Tal como en el caso de la Comisión de Verdad y Reconciliación de Sudáfrica que jugó un papel clave en la estabilización de la transición política al revelar crímenes de la época del Apartheid (incluyendo desapariciones), la apertura de los archivos en las sociedades post- totalitarias promueve un sentimiento de nacionalidad y facilita el tan diálogo, tan necesario. Al permitir que haya un análisis honesto de los horrores que ocurrieron en el pasado, la apertura de los archivos conduce a la creación de salvaguardas que asegurarán que esos crímenes no vuelvan a ocurrir jamás.
Después de entregar mi solicitud oficial, recibí dos documentos del Ministerio de Asuntos Internos. El primero era un certificado que confirmaba la inocencia de mi abuelo. El gobierno oficialmente rehabilitó a Teofile Ninua. El segundo documento contenía el veredicto original que condujo a que tres oficiales de seguridad sentenciaran a mi bisabuelo a muerte. Lo acusaron de “participar en reuniones públicas y distribuir literatura en contra del partido”, una acusación común en aquel tiempo. Le dispararon por lo que hoy se considera un derecho humano inalienable y un principio fundamental de las sociedades abiertas.