Five Ideas We Heard from 1,000+ Young Open Government Reformers
Cinco ideas que escuchamos de más de 1000 jóvenes reformadores de gobierno abierto
Governance cannot be open unless it is open for everyone. This means it needs to include women, indigenous groups, members of the LGBTQIA+Increasing opportunities for participation and creating accountability mechanisms for the LGBTQIA+ community in policy-making and service delivery can ensure that their voices are heard and changes ar... community and many others. YouthRecognizing that investing in youth means investing in a better future, OGP participating governments are creating meaningful opportunities for youth to participate in government processes. Technical ... cross-cuts all of these groups, and young people are even playing a critical role in pushing for a more transparent, fair and equitable response and recovery from the COVID-19 pandemic. Young people have always been willing to challenge the status-quo but have historically had difficulty ensuring that their voices and ideas are included in policymaking processes. But with massive demographic shifts around the world, enhanced connectivity, and rapidly evolving ideas and networks, youth are now more able, powerful and willing to drive open governance than ever before.
This came through loud and clear at the recent OpenGov Digital Youth Summit, which convened more than 1,000 young people from over 112 countries for two days of brainstorming, peer exchange, skills building and networking. There were some key themes that came through strongly during the discussions:
- Young people can help set the agenda for building back better if they are given the opportunity to do so. But, too often they have to make their voices heard outside of government systems that do not recognize the value of their insights, perspectives, and ideas as recent youth-led protests in Nigeria, Thailand and Peru have made clear. Young people see themselves not as revolutionaries or trouble-makers but as “good trouble” if the pathways can be created to ensure they are included in decision-making.
- Including youth in decision-making is not a COVID-19 specific problem. There are structural barriers to participation maintained by a generation in power that is uninterested in and/or uninformed about the kind of challenges young people are facing today. In Africa, for example, the age gap between the population and national leaders, on average, is 42 years; and only 14% of parliamentarians are under 40. There has to be a wholesale shift in pathways into decision-making for youth to address this. For example, the Mayor of Buenos Aires has just created a cabinet with 2 public servants under the age of 30. This is a start- and more people in power need to do the same.
- There is a deep and understandable mistrust of governments but a clear articulation of the idea that “transparency breeds trust and solidarity”. If those in power want the support of younger generations to address current challenges, they must commit to open data, processes and policies. And youth are leading the way in showing how this can be done collaboratively- from Reaccion, an open contracting platform in Paraguay; to the DCDJ program which supports healthcare data synthesis in Cote D’Ivoire; to Compras COVID which is tracking COVID-19 spending in Chile.
- Inclusion is central. Effective public governance cannot be achieved without the active, ongoing, and meaningful inclusion of all demographic groups in society. So, young people want governments and other decision-makers to double-down on bringing all kinds of people into governance in ways that are disaggregated and make sense within specific contexts and communities. This also means creating innovative spaces for people to engage- using different tools, languages and techniques- and meeting various groups where they reside and congregate physically and digitally.
- The current moment provides a historic opportunity to co-create an intentional, transformative, inter-generational response to this pandemic- and future emergencies. Currently, the response and recovery to this virus is not proving nearly big enough in vision or scope to fundamentally shift governance dynamics and address pandemic-created problems. Resources like the open government approaches to COVID-19 crowdsourced by OGP are an excellent starting point. But there is more we can do to synthesize, support, and scale up the incredible ways young people are stepping up to this crisis. Young people like the founders of DamoGo in South Korea, who transformed their food waste-reduction app into a donation app; and the singers of the Ndlovu Youth Choir in South Africa, who composed musical editions of WHO safety guidelines in local languages for example.
As we heard during the Summit: “youth cannot afford to be bystanders”. Through the OpenGov Youth Collective, we hope to continue building a community of “good troublemakers” to do everything from organizing future digital summits to running creative campaigns to developing advocacy efforts to change legislation. And OGP can be a platform for young people to generate the change they want to see. Through their OGP action plans, governments can purposefully include young people- as they have already in places like Tunisia, Uruguay and Germany. Just as youth can no longer afford to work outside of government processes, those in power can no longer afford to exclude them from decision-making.
La gobernanza no es abierta a menos que sea abierta para todos. Esto significa que tiene que involucrar a las mujeres, grupos indígenas, miembros de la comunidad LGBTQIA+ y muchos otros. Las y los jóvenes son parte de todos estos grupos y están desempeñando un papel fundamental en el impulso hacia una respuesta y recuperación de la pandemia del COVID-19 más transparente, justa y equitativa. Las y los jóvenes siempre han estado dispuestos a cuestionar el statu quo pero, históricamente, sus voces e ideas no han sido incluidas adecuadamente en los procesos de diseño de políticas. Pero con los cambios demográficos masivos que están ocurriendo en el mundo, el aumento a la conectividad y la evolución de ideas y redes, las y los jóvenes tienen más capacidad, poder y disponibilidad de impulsar la gobernanza abierta que nunca.
Este mensaje se escuchó claramente en la Cumbre digital de las juventudes por el gobierno abierto, en la que participaron más de 1 000 jóvenes de más de 112 países durante dos días para intercambiar ideas, conocimientos y hacer redes. Los siguientes son algunos de los temas más relevantes que se discutieron.
1. Las y los jóvenes pueden ayudar a establecer la agenda para la reconstrucción, siempre y cuando se les dé la oportunidad. Sin embargo, es muy común que tengan que hacer que sus voces se escuchen fuera de los sistemas gubernamentales que no reconocen el valor de sus ideas y perspectivas, como lo demuestran las recientes manifestaciones lideradas por jóvenes de Nigeria, Tailandia y Perú. Las y los jóvenes se ven a sí mismos, no como revolucionarios ni como problemáticos, sino como un “buen alboroto” si se crean las rutas para asegurar que sean incluidos en la toma de decisiones.
2. Incluir a las y los jóvenes en la toma de decisiones no es un asunto solamente relacionado con el COVID-19. Existen barreras estructurales que limitan la participación, pues ésta ha sido concentrada por una generación que no ha tenido el interés ni la información sobre los retos que las y los jóvenes están enfrentando. En África, por ejemplo, la brecha de edad entre la población y los líderes nacionales, en promedio, es de 42 años y solamente el 14% de las y los miembros del parlamento son menores de 40 años. Es necesario lograr un cambio en las rutas que la juventud puede usar para atender esto. Por ejemplo, el alcalde de Buenos Aires recientemente creó un gabinete con dos funcionarios menores de 20 años. Esto representa un inicio y es necesario que más personas que están en el poder deben hacer lo mismo.
3. Entendiblemente, hay una gran desconfianza por los gobiernos, así como una clara idea de que “la transparencia trae confianza y solidaridad”. Si las personas que están en el poder quieren el apoyo de las generaciones más jóvenes para enfrentar los retos actuales, deben comprometerse a abrir sus datos, procesos y políticas. Y las y los jóvenes han liderado el camino, demostrando que esto puede hacerse de forma colaborativa, por ejemplo el caso de reAcción, una plataforma de contratación abierta en Paraguay o el programa DCDJ, el cual apoya la síntesis de datos de Costa de Marfil y Compras COVID, plataforma que da seguimiento a los gastos asociados al COVID-19 en Chile.
4. La inclusión es central. La gobernanza efectiva no puede lograrse sin la inclusión activa, constante y significativa de todos los grupos demográficos de la sociedad. Las y los jóvenes quieren que los gobiernos y otros tomadores de decisiones redoblen sus esfuerzos para involucrar a todas las personas en el proceso de gobernanza de forma desagregada y que tenga valor para contextos y comunidades específicas. Esto implica crear espacios innovadores que permitan a las personas participar a través de diferentes herramientas, idiomas y técnicas y la participación de diversos grupos que residen y se congregan física y digitalmente.
5. El momento actual representa una oportunidad histórica para cocrear una respuesta específica, transformativa e intergeneracional a la pandemia y a futuras emergencias. Actualmente, la respuesta y recuperación de este virus no ha sido suficiente en cuanto a su visión y alcance para cambiar radicalmente la dinámica de la gobernanza y atender los problemas ocasionados por la pandemia. Recursos como las iniciativas de gobierno abierto sobre el COVID-19 identificados desde la comunidad por OGP son un gran punto de partida. Pero aún hay más por hacer para sintetizar, apoyar y escalar las formas extraordinarias en las que las y los jóvenes están atendiendo la crisis. Ejemplos de ello son Jóvenes como los fundadores de DamoGo en Corea del Sur, quienes transformaron su aplicación de reducción del desperdicio de alimentos en una aplicación para donaciones y los cantantes del coro de jóvenes de Sudáfrica Ndlovu, quienes compusieron canciones sobre los lineamientos de la OMS en idiomas locales.
Como escuchamos durante la cumbre “la juventud no puede ser observadores”. A través del colectivo de jóvenes de gobierno abierto, esperamos seguir construyendo una comunidad de “buenos alborotadores” para hacer de todo, como organizar cumbres digitales, diseñar campañas creativas o impulsar esfuerzos para modificar las leyes. OGP puede ser una plataforma que las y los jóvenes utilicen para crear el cambio que quieren ver. A través de sus planes de acción, los gobiernos pueden incluir a los jóvenes deliberadamente, como ya está ocurriendo en lugares como Túnez, Uruguay y Alemania. Así como la juventud no puede seguir trabajando fuera de los procesos de gobierno, las personas que están en el poder no pueden seguir excluyéndolos de los procesos de toma de decisiones.
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