Gone But Not Forgotten: Translating High-level Global Endorsements into Country Action
Transformando los compromisos globales de alto nivel en acción
It all makes sense on paper – the cycle of action and accountability one hopes that international summits and forums will trigger. A government commits to making a change, sets out timelines, appoints somebody responsible and explains the steps they intend to take. Meanwhile, the public pays attention, sustaining pressure on the government to fulfil the pledge and offering deserved praise when the change is realised. Through this semi-cyclical relationship of accountability and action, commitments are implemented and sustainable reform is achieved – and everyone lives happily ever after.
But even though so many of us hope the delivery process pans out this way – participatory and transparent, consistent and concrete – in reality there can be many more challenges. And whilst it can be difficult for those who are working so hard to affect change to admit that these challenges exist, it’s an important discussion to have. The truth of the matter is that often commitments made by senior political leaders at international forums are done so with good intentions, however they have limited value unless they are translated into credible and concrete actions back in their respective countries.
What global forums have shown is that we need to better coordinate and leverage available platforms to catalyze action and accountability at the country level. At the 2016 Anti-Corruption Summit over 40 governments and five international organisations made over 700 individual pledges. Now, two years on, it seems apt to pause and take a look at the realities – and challenges – of implementation, to see what we can learn and apply going forward. In the wake of that Summit, TransparencyAccording to OGP’s Articles of Governance, transparency occurs when “government-held information (including on activities and decisions) is open, comprehensive, timely, freely available to the pub... More International UK (TI-UK) and other Transparency International chapters started to work together to track the progress those governments were making on implementing those many commitments.
A central part of that monitoring and implementation process has involved encouraging governments to embed the Summit commitments in their OGP National Action Plans (here, here and here), as was also encouraged in the official Summit communique, in an attempt to crystallise those original pledges in a more robust follow-up mechanism. Progress made on the beneficial ownershipDisclosing beneficial owners — those who ultimately control or profit from a business — is essential for combating corruption, stemming illicit financial flows, and fighting tax evasion. Technical... register reforms in the UK, Kenya, Nigeria or open contractingA transparent procurement process, known as open contracting, increases competition, improves public service delivery, and ensures governments better value for their money. Technical specifications: C... in Argentina, France, Afghanistan are examples of such follow up action at the country level through OGP commitments.
This week, at the International Anti-Corruption Conference (IACC), TI-UK and the OGP are co-hosting a panel discussion which will address some important questions: what lessons can we take from recent anti-corruption efforts, now that the Anti-Corruption Summit is a distant memory for so many people? What factors are at play when implementation and accountability efforts don’t go to plan? And how are different countries working with the OGP processes to advance their commitments from different international forums – G20, SDGs, IACC – in a practical way?
The panel discussing this at the IACC will see Ministerial representation, including from governments that made ambitious commitments at the Summit and are recent additions to the OGP family, as well as countries like the UK which are looking at ways of following on from the progress made there – both domestically and internationally. We also see civil society as an integral part in progress made on ambitious anti-corruption reform – not just in monitoring but also advancing implementation.
Civil society voices from Corruption Watch (South Africa) and TI-UK, this will be a frank conversation about the realities of anti-corruption work in ever-changing domestic, and international, contexts. Whilst each country has its own realities and experiences, lessons from one can inform a new approach in another and prepare other governments and civil society actors for the potential challenges ahead.
As we think about follow up from the Anti-Corruption Summit, as a community we need to look to coordinating strategies on key reform areas common across countries, while building alliances within our own countries on taking advantage of the momentum from these meetings to ensure timely follow up from governments. As one way to do this – OGP is keen on continuing to offer its platform for civil society to work with their governments to co-create policies based on commitments made at IACC, and offer the accountability for timely implementation.
En papel, tiene sentido el ciclo de acción y rendición de cuentas que uno espera que las cumbres y foros internacionales detonen. Un gobierno se compromete a hacer cambios, plantea cronogramas, nombra responsables y explica los pasos que va a seguir. Mientras tanto, el público presta atención y presiona al gobierno de manera que cumpla sus promesas y lo felicita cuando alcanza los resultados planteados. A través de esta relación semicíclica de rendición de cuentas y acción, los compromisos se implementan y se traducen en reformas sostenibles. Y todos viven felices para siempre.
Aunque muchos esperamos que el proceso ocurra de esta manera (participativa y transparente, consistente y concreta), en la realidad se presentan muchos retos. Aunque es difícil para aquellos que trabajan en este tema admitir que estos retos existen, es una discusión que debemos tener. La realidad es que muchas veces los compromisos establecidos por líderes políticos en foros de alto nivel tienen buenas intenciones, pero su valor es limitado a menos que se logren traducir en acciones creíbles y concretas en sus respectivos países.
Los foros globales nos demuestran que debemos coordinarnos mejor y aprovechar las plataformas existentes para catalizar acciones y promover la rendición de cuentas en los países. Durante la Cumbre Anticorrupción de 2016, más de 40 gobiernos y 5 organizaciones internacionales establecieron más de 700 promesas. Hoy, dos años después, debemos hacer una pausa y analizar la realidad y los retos de la implementación para saber qué podemos aprender para seguir adelante. A raíz de la cumbre, Transparencia Internacional del Reino Unido (TI-UK) y otras oficinas de Transparencia Internacional empezaron a trabajar juntos en el seguimiento de los avances que los países han logrado en la implementación de los compromisos.
Un elemento clave del proceso de monitoreo e implementación ha sido alentar a los gobiernos a incorporar los compromisos que surgieron de la cumbre en sus planes de acción de OGP (aquí, aquí y aquí), lo cual también se incluyó en un comunicado oficial de la cumbre. Los avances logrados en las reformas sobre registros de beneficiarios reales en el Reino Unido, Kenia, Nigeria y en contratación abierta en Argentina, Francia y Afganistán son ejemplos del seguimiento que se ha dado a través de los compromisos de OGP. Este mes, durante la Cumbre Internacional Anticorrupción, TI-UK y OGP organizarán un panel en el que abordarán algunas preguntas clave: ¿Qué lecciones podemos aprender de los recientes esfuerzos anticorrupción, ahora que la cumbre es un recuerdo distante para tanta gente? ¿Qué factores están en juego cuando los esfuerzos de implementación y de rendición de cuentas no se apegan al plan? ¿Cómo están trabajando los países en sus procesos de OGP para impulsar los compromisos que surgen de diferentes foros internacionales como el G20, los ODS y la Cumbre Anticorrupción de manera práctica?
El panel que discutirá estos temas en la cumbre contará con la participación de representantes de ministerios, incluyendo de gobiernos que crearon compromisos ambiciosos en la cumbre anterior y que recientemente se incorporaron a la familia de OGP, así como países como el Reino Unido que están buscando mecanismos para dar seguimiento a los avances logrados, tanto a nivel nacional como internacional. También vemos que la sociedad civil es un elemento clave de los avances logrados en las reformas anticorrupción, no solo en el monitoreo, sino también en la implementación. Con las voces de la sociedad civil de Corruption Watch (de Sudáfrica) y de TI-UK, se dará una conversación franca sobre las realidades del trabajo de anticorrupción en los contextos nacionales e internacionales tan cambiantes. A pesar de que cada país tiene sus propias realidades y experiencias, las lecciones de un lugar pueden ayudar a diseñar enfoques para otro y preparar a los gobiernos y la sociedad civil para enfrentar retos futuros.
Pensando en el seguimiento a la Cumbre Anticorrupción, como comunidad debemos coordinar estrategias de reformas clave en áreas comunes y establecer alianzas al interior de los países para aprovechar la inercia que generan estas reuniones y asegurar que los gobiernos den seguimiento. OGP está muy interesado en seguir ofreciendo una plataforma para que la sociedad civil trabaje con sus gobiernos en la cocreación de políticas a partir de los compromisos establecidos en la cumbre y ofrecer la rendición de cuentas por la implementación.
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