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Durante los últimos 5 años, la región de las Américas se ha caracterizado por su alto nivel de energía y entusiasmo en el proceso OGP. A pesar de esta increíble energía, la región se está quedando atrás en la ambición general de sus compromisos.
Los últimos números del IRM (Mecanismo de Revisión Independiente) revelan que solo el 12% de compromisos en la región se han valorado como transformadores y en general un 20% de todos los compromisos en los 17 países tienen un nivel de cumplimiento completo. En un panorama más amplio, miremos la gráfica abajo y veamos dónde se encuentra la región, en términos de ambición y cumplimiento, comparada con el resto de países OGP:
En la gráfica anterior, no solo se encuentra la región por debajo del promedio del resto de los países OGP en ambición, pero también se está quedando atrás en implementación. A diferencia de lo que pasa en África, donde la ambición tiende a ser alta y la implementación baja, como hemos notado últimamente en en otro blog, en las Américas la ambición es generalmente baja y la implementación también suele demostrarse carente.
Con 13 de 17 países trabajando con o desarrollando mecanismos de diálogo permanente, pareciera que los últimos años se han tratado más sobre el proceso que sobre el contenido. De cara a los próximos 5 años la pregunta es ¿Cómo afianzar compromisos transformadores en los planes de acción? ¿Cómo pueden los países de las Américas aprovechar esa energía, ese involucramiento activo de la sociedad civil y crear sinergias con los temas críticos en sus países para impulsar reformas ambiciosas a través de OGP? Ciertamente la respuesta no es fácil, y nuestro equipo en el IRM está profundizando en los reportes para intentar arrojar luz sobre esta situación. Como un abordaje inicial en esta búsqueda, tornamos la mirada a los 9 reportes más recientes de los países en las Américas del grupo de calendario de años pares. Específicamente, tratamos de encontrar temas recurrentes o comunes en las secciones de contexto de los reportes que sugieran algunas ideas sobre los retos para avanzar la frontera de la ambición.
A continuación nuestros 5 principales hallazgos:
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En varios países (aunque en unos más que en otros), el alcance de los planes de acción no correspondía a los desafíos o prioridades nacionales. En al menos 4 de los reportes, la sección sobre contexto en el reporte se refería a la corrupción como un área crítica que no se abordaba en los compromisos. En estos países, se destacaba que la gravedad de este tema sobreponía cualquier progreso que tuviesen los compromisos. El resto de reportes señalaba la desconexión entre los compromisos y las prioridades de políticas públicas en el país.
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Mientras sólo 2 reportes resaltaron la falta de apoyo político como un obstáculo principal en el limitado alcance de los planes de acción, se hizo notar que cuando las instituciones responsables de implementación no contaban con los recursos para apoyar su trabajo, esto generaba desencanto con el proceso.
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Particular a los países del Caribe y Centroamérica, 67% de los compromisos carecían de la especificidad en su lenguaje para identificar claramente actividades, entregables y/o hitos medibles. Esto disminuye la habilidad del IRM para valorar la totalidad del potencial del alcance de un compromiso.
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Varios reportes encontraron que actores no-gubernamentales sentían que los compromisos no reunían sus prioridades. Otros encontraron que el plan de acción no tenía un enfoque basado en las necesidades del ciudadano y por ende no se priorizaban compromisos que tuviesen un efecto directo sobre la vida de los ciudadanos.
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Finalmente, considerando que el 71% de los compromisos en la región son relevantes al valor de OGP del acceso a la información, la ambición se vio disminuida cuando la teoría de cambio de estos compromisos asume que la mera existencia de más información resultará en más participación o rendición de cuentas públicas. Es por ello, que muchos compromisos se quedan cortos y no van más allá de ser pasos positivos pero incrementales.
Entonces ¿Cómo avanzar? Partiendo de los hallazgos anteriores, hay un par de ideas iniciales que considerar tanto en el proceso como en el fondo.
Proceso:
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Se debe prestar atención a la redacción de los compromisos. Mejorar la especificidad en el lenguaje de los compromisos y una teoría de cambio clara entre el problema, objetivo y actividades o entregables juegan un papel clave en la valoración de su impacto potencial.
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Involucrar a las instituciones públicas en todo el proceso y no solo como actores responsables de la implementación.
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Encontrar el balance entre las prioridades de actores no-gubernamentales y gubernamentales.
Contenido:
OGP no debe verse con un fin en sí mismo, sino como un vehículo para la reforma. Con todos los retos críticos en la región que van desde la asegurar la libertad de expresión de científicos en Canadá, violaciones de derechos humanos en México, corrupción e impunidad en Guatemala y Honduras, inseguridad en El Salvador, amenazas a defensores de derechos ambientales en Colombia y Perú. Los planes de acción pueden ser oportunidades para abordar estas áreas prioritarias a través de la colaboración entre sociedad civil y gobierno.