Open Government and Civic Space: A Virtuous Circle in Motion?
Gobierno Abierto y Espacio Cívico: ¿Un Ciclo Virtuoso?
The principal mission of OGP is to make governments more open, accountable and responsive to citizens. In other words, its success depends in large measure on civic space or enabling conditions for people to freely organize, participate and communicate to shape the political and social structures around them.
By its very nature, civic space is predicated on the three fundamental freedoms of association, expression and peaceful assembly. These freedoms are enshrined in the constitutions of most countries and are an integral part of international law. Yet, their realization – without which active citizens and civil society organizations are constrained from achieving OGP’s purpose to ensure better and more inclusive governance – remains incomplete.
According to the data from the CIVICUS Monitor, only 4% of the world’s population live in countries where the freedoms of association, expression and peaceful assembly are adequately protected. The CIVICUS Monitor, which relies on participatory research and draws from several sources of information, provides a worrying picture of the state of civic space around the world, classifying countries along five cascading categories: open, narrowed, obstructed, repressed and closed.
OGP countries fare much better than non-OGP countries with regards to civic space conditions. Nonetheless, challenges remain. Despite commitments to the contrary, of 79 OGP countries, only 24% (19) have open civic space while 34% (27) have narrowed civic space.
Worryingly, the proportion of OGP countries in the ‘obstructed’ (34%) and ‘repressed’ categories (7%) remains quite high. Such conditions typically lend themselves to serious systemic abuses, including attacks on human rights defenders and journalists, violent repression of protests, and arbitrary limitations on the work of civil society organizations, particularly those engaging on politically or socially sensitive matters. Notably, Azerbaijan is the only OGP country listed under the ‘closed’ category – and is currently on suspended status because of gross human rightsAn essential part of open government includes protecting the sacred freedoms and rights of all citizens, including the most vulnerable groups, and holding those who violate human rights accountable. T... abuses and the government’s inability to guarantee an environment for civil society to engage with the OGP process.
OGP processes rely substantially on dialogue and collaboration between government and civil society actors. Given the importance of healthy civic space to the fulfilment of OGP’s purpose, OGP action plans should systematically include commitments designed to protect and expand civic space. So far, however, OGP action plans remain under-utilized as tools to enable civic space for public and civil society participation. According to a recent study by OGP’s Support UnitThe OGP Support Unit is a small, permanent group of staff that work closely with the Steering Committee and the Independent Reporting Mechanism to advance the goals of the Open Government Partnership.... and Independent Reporting Mechanism, only 100 out of 2,733 commitments included in action plans pertained to civic space. A significant proportion of these commitments were concentrated in a handful of member states.
There is no shortage of ambition in OGP’s founding principles. But without enabled civic space, open government is not possible: the fates of open government and civic space are inseparable. As highlighted in a CIVICUS paper drafted for OGP last year, against the current backdrop of democratic regression and civic space degradation, OGP is well placed to promote a virtuous circle in which improved civic space allows for more meaningful state-civil society collaboration. All it takes to set this this cycle in motion is informed optimism and political will.
La misión principal de OGP es lograr que los gobiernos sean más abiertos y rindan cuentas y respondan a las necesidades de sus ciudadanos. En otras palabras, su éxito depende en gran medida del espacio cívico o de las condiciones favorables que permiten a las personas organizarse, participar y expresarse libremente para definir las estructuras políticas y sociales que los rodean.
Por su naturaleza, el espacio cívico se fundamenta en tres libertades básicas: asociación, expresión y asamblea pacífica. Estas libertades están plasmadas en la constitución de la mayoría de los países y son un elemento fundamental de las leyes internacionales. Sin embargo, su cumplimiento – sin el cual los ciudadanos y organizaciones de la sociedad civil están no pueden alcanzar el propósito de OGP de asegurar una gobernanza más incluyente – permanece incompleto.
Según datos de CIVICUS Monitor, solamente el 4% de la población del mundo vive en países en donde las libertades de asociación, expresión y asamblea pacífica se protegen correctamente. CIVICUS Monitor, el cual se basa en investigaciones participativas y de diversas fuentes de información, presenta un panorama preocupante sobre el estado del espacio cívico en todo el mundo, clasificando a los países en cinco categorías: abierto, reducido, obstruido, reprimido y cerrado.
Como lo muestra la siguiente gráfica, los países de OGP tienen mucho mejor desempeño que los países no miembros de OGP con respecto a las condiciones del espacio cívico. Sin embargo, aún existen muchos retos. De los 79 países miembros de OGP, solamente el 24% (19) tienen un espacio cívico abierto, mientras que el 34% (27) tienen espacios cívicos reducidos.
Es preocupante la proporción de los países de OGP que caen en las categorías de “obstruido” (34%) y “reprimido” (7%). Habitualmente, estas condiciones se prestan a abusos sistémicos graves, incluyendo ataques a los defensores de los derechos humanos y periodistas, represión de manifestaciones con violencia y limitaciones arbitrarias al trabajo de las organizaciones de la sociedad civil, en particular aquellas que son activas políticamente o que trabajan en temas sensibles. Cabe mencionar que Azerbaiyán es el único miembro de OGP que cae dentro de la categoría de “cerrado” – y actualmente se encuentra suspendido debido a abusos a derechos humanos y a la poca capacidad del gobierno de garantizar un ambiente que permita a la sociedad civil colaborar en el proceso de OGP.
Los procesos de OGP dependen significativamente del diálogo y colaboración entre actores del gobierno y la sociedad civil. Dada la importancia del espacio cívico para el cumplimiento del objetivo de OGP, los planes de acción de OGP deben incluir, sistemáticamente, compromisos diseñados para proteger y ampliar el espacio cívico. Sin embargo, hasta la fecha, los planes de acción de OGP no se han utilizado lo suficiente como herramientas para promover el espacio cívico para la participación del público y la sociedad civil. Según un estudio que llevó a cabo la Unidad de Apoyo de OGP y el Mecanismo de Revisión Independiente, solamente 100 de los 2,733 compromisos incluidos en los planes de acción se relacionan con el espacio cívico. Además, una parte significativa de estos compromisos se concentró en un puñado de miembros.
Los principios fundadores de OGP no carecen de ambición. Pero si no existe un espacio cívico adecuado, el gobierno abierto no es posible: el espacio cívico y el gobierno abierto son inseparables. Como lo demuestra en informe que CIVICUS preparó para OGP el año pasado, OGP está bien posicionado para promover un círculo virtuoso en el que el espacio cívico permite una mejor colaboración entre el estado y la sociedad civil, en particular en el marco de la tendencia hacia la degradación el espacio cívico. Para poner este ciclo en marcha, necesitamos un optimismo informado y voluntad política.
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