Reconstruyendo San Luis: El gobierno abierto por y para las comunidades indígenas de Argentina

Cerca de la capital de Argentina, la provincia de San Luis colinda con las Sierras de Córdoba al norte y con la pampa seca al sur y al oeste. En San Luis habitan dos poblaciones indígenas, los Ranqueles y los Huarpes, quienes le dan una gran importancia a este paisaje árido. Según explicó Graciela Rodríguez Murano, “su visión del mundo gira alrededor de la tierra”, mientras me miraba a los ojos.

Conocí a Graciela en las Jornadas Académicas de OGP, días antes del Encuentro Regional de las Américas de la Alianza para el Gobierno Abierto que se llevó a cabo en Buenos Aires. Como miembro del equipo de comunicaciones de OGP, mi día a día está lleno de términos como “participación ciudadana”, “beneficiarios reales”, “contratación abierta” y “procuración abierta”. Pero platicando con Graciela, me costó trabajo comprender la relación entre el concepto de gobierno abierto y la vida de las comunidades Ranqueles y Huarpes de San Luis.

Graciela identificó esta relación cuando estaba estudiando su maestría en la Universidad de Palermo de Buenos Aires, donde analizó un programa implementado por el Gobierno de San Luis entre el 2006 y el 2013.

Antes de la iniciativa, las comunidades habían sido ignoradas por el gobierno de muchas formas. Los Ranqueles habían estado dispersos por toda la región hasta que una política de devolución de tierras llevó a la construcción del pueblo Ranquel en 2009. Por su parte, la comunidad Huarpe, establecida en tierras ancestrales, tenía escuelas pero carecía de maestros, así como de acceso a agua potable.

De hecho, el asunto del agua fue lo que llevó a un miembro de la comunidad Huarpe, Pascuala Carrizo Guakinchay, a acercarse al entonces gobernador de San Luis, el Dr. Alberto Rodríguez Saá. Juntos crearon el Programa de Culturas Indígenas que utilizó los principios de gobierno abierto, participación ciudadana y colaboración, para mejorar las condiciones de los Ranqueles y Huarpes. Como Graciela me explicó, las comunidades carecían de recursos, pero no de ideas.  

Fotografías de las dos escuelas digitales construidas en las comunidades de Ranqueles (izquierda) y Huarpes (derecha). El diseño de ambas escuelas refleja las tradiciones étnicas de sus comunidades.

A través de procesos de consulta con los Ranqueles y los Huarpes, el gobierno llevó a cabo diversos proyectos de mejora. El concepto de gobierno abierto se llevó a la práctica logrando cambios concretos, incluyendo la construcción de dos hospitales y escuelas adaptados a las necesidades de cada comunidad. Lucia del Carmen Calderón, miembro de la comunidad Huarpe, fue nombrada directora de la escuela Huarpe. Los Ranqueles diseñaron un programa de ganadería de bovinos y caballos. Con la asesoría de Fernando Ariel Pérez, veterinario de la comunidad, también participaron en un proyecto de preservación y certificación del pedigrí de los caballos locales.

Para analizar el impacto de estas reformas, Graciela estuvo quince días con los Ranqueles y una semana con los Huarpes entrevistando a los residentes de ambas comunidades.

Además de la provisión de servicios como gas, electricidad y agua, el impacto que Graciela observó fue menos tangible, pero muy poderoso. Según Graciela, el simple hecho de pedir a los Ranqueles y a los Huarpes su participación en los esfuerzos de reformas, les permitió darse cuenta de su propia capacidad de mejorar sus vidas.

Para mí, escuchar acerca de este empoderamiento me pareció muy inspirador y me recordó por qué me interesé en trabajar en OGP y en el gobierno abierto: para hacer una diferencia en la vida de la gente.

Reflexionando sobre su experiencia con los Ranqueles y los Huarpes, Graciela opinó sobre los proyectos futuros de gobierno abierto: “Cuando las ideas no surgen de la comunidad, no sirven para nada”.

Para mayor información sobre el trabajo de Graciela, lee su presentación aquí.

Graciela Rodríguez Murano es abogada y procuradora con una Maestria en Gestión y Políticas Culturales​